sábado, 26 de junio de 2010

El hombre sin rostro


“El hombre sin rostro I"

Era el hombre sin rostro,

Que no tenía alma.

Nunca tuvo con quien caminar,

Por eso, no sabía quien era.

Los árboles escondían su sombra,

Y él se quemaba con el sol.

Le dieron muchos palos

Y le clavaron todas las espinas.

Era el hombre sin rostro,

Sin sombra y sin vida, sin mar.

El sol le quemaba en el vacío

Que era su existencia, soledad.

Y el viento le seguía por doquier.

Olvidó los diez mandamientos,

Por eso, inventó las diez libertades.

Y cada mañana luchaba

Para recordar su corazón

Entre una montaña de condenas.

Solía empezar bien, pero…

Las cosas nunca terminaban.

Ni bien, ni mal, se difuminaban.

Era el hombre del hueco en la cara,

Y el viento se colaba, burlón,

Hasta el fondo de su calavera.

Andaba con perros y gatos,

Consigo mismo, a ratos, otros no.

Y bailó con el diablo, y el diablo cojeaba,

Pero él nunca renqueó, hasta el anochecer,

Donde una negra nube ceñía su cara,…

“El hombre sin rostro II”

…Una nube negra ceñía su rostro.

Miraba, entonces, con ojos de tormenta.

Y su boca prestada, soltaba centellas,

Su nariz barritaba dolores sin calma

Y los truenos atronaban el único oído

Que la negra nube le usufructuara.

Recordaba su tango con Belcebú,

Que en susurros le convidaba.

Promesas y más promesas

De devolverle su cara extraviada.

Total, aquel alma no la necesitaba.

Pero él, era el hombre sin rostro,

Porque nunca tuvo un mañana.

Pero decidió cambiar, evolucionar,

Y se olvidó, para siempre, del diablo,

Y dejó de pensar en su cara,

Ató la nube negra con un lazo azul,

Y se la regaló al párroco del pueblo,

A quien le vino muy bien la prebenda.

Y empezó a caminar,

Despacio, sin tropezar.

Alguien se le unió en el camino,

Él le preguntó que personaje era,

Así supo quien sería él, quizás, o quizá no.

Se compró una gorra para engañar al sol,

Y un abanico para despistar al viento.

Él era el hombre sin rostro, o casi,

Pero, ahora, la semilla del alba

Crecía, renacida, en su interior.

JSP 2.1 - 26-6-2010

martes, 8 de junio de 2010

Quizá no lo sepas



Quizá no lo sepas,
tal vez no seas cierta.
Me has enseñado tanto,
tanto y tanto
te has entregado,
te has derramado,
sobre la ignorancia de este ego.

Mi guía,
maestra, ¡compañera!
Quien me mostró la puerta:
obertura del camino
hacia mi propia testa,
hacia mi sueños,
hasta mi meta.

Sendero donde vine al mundo,
donde me pariste,
renacido, ¡nuevo!

Quizá no lo sepas,
ya camino sin miedo,
y el sendero, cada día,
se torna más placentero.

Tal vez no lo sepas,
quizá no seas cierta,
pero sé que lo sueñas...

JSP 2.1 - 8-6-2010

¿Quién es más responsable que una gaviota
que ha encontrado y persigue un significado,
un fin más alto para la vida?

"Juan Salvador Gaviota"

-Richard Bach-